“…El Señor os dará su Espíritu Santo”. La promesa de Jesús se cumplió en su tiempo y se sigue cumpliendo en el nuestro. Sabe que lo necesitamos y viene, viene aunque no lo sepamos, viene en ayuda de nuestra debilidad.
Cada año nos preparamos para recibirle y este año, como M.T.A. lo hemos hecho unidos a otros movimientos de Iglesia, ensanchando nuestra tienda para acogerle entre otros y otras. Los días 7 y 8 de junio nos reunimos en la Casa de Espiritualidad de Jesús-Tortosa miembros de los Equipos de Nuestra Señora, M.T.A, Acción Católica y Grupos de jóvenes del Patronato.
Tras los saludos iniciales comenzamos con un tiempo de oración dirigido por Alba Franco, una madre de familia, profesora en el colegio de Carmelitas Misioneras, de Amposta, que nos ayudó a desear y pedir el Espíritu Santo, en
compañía de María, como en su tiempo hicieron los discípulos de Jesús. La charla que nos ocupó la mañana fue el comentario al libro de Ruth, que nos ofreció la ponente Pili Jordá, cmt. A través de los personajes principales del relato bíblico nos invitó a tomar conciencia de la continua acción de Dios en nuestra vida, seamos o no conscientes de ello. Noemí, en tiempo de crisis, ha optado por alejarse de su pueblo, de su Dios, ha permitido que sus hijos se casen con dos jóvenes paganas y… ¡le ha ido mal, no hay solución para ella! Pero Dios actúa, Ruth no quiere abandonarla, acepta como suyo al Dios de los judíos y todo cambia, porque para Dios nada es imposible.
A través de una sencilla dinámica obtenemos uno de los dones del Espíritu Santo; uno que los engloba a todos pero nos ayuda a detenernos en el que nos ha tocado en suerte, como ocurre en nuestra vida diaria.
Fortalecidos por el tiempo destinado al descanso y comida, retomamos de nuevo nuestro trabajo presentando los Movimientos presentes que no habían tenido oportunidad de hacerlo al comienzo del día. Se trata del matrimonio responsable de los Equipos de Nuestra Señora, iniciado en Francia por el P. Cafarell, que intentan caminar juntos, buscar juntos, ofrecerse una ayuda mutua respetando las diferencias, con momentos para consolidar a la pareja y momentos para trabajar en equipo: “sentada, plegaria, puesta en común, pilotaje, intercesores, etc.”. Se organizan en equipos, sectores, regiones y zonas.
Comentamos la necesidad que tenemos de provocar en los demás la experiencia de Dios, de evangelizar de manera adecuada a la situación de cada uno; cómo nos valoran desde el corazón cuando descubren que les
hablamos de corazón…
Continuamos la tarde con la merienda y un tiempo de reflexión personal y otro para compartir nuestras luces: necesidad de agradecer, lo que nos va bien e incluso de aceptar lo que no nos va tan bien; necesidad de amar y de
sentirme amada porque, hecha a imagen de Dios, estoy hecha para amar como Él. Y el amor nos lleva necesariamente a la acción, nos impide la quietud, es compromiso que nos impulsa.
