¡¡Feliz día de San Enrique de Ossó!!
Este año recordamos una oración de Enrique, que nos viene muy bien para ser verdaderos apóstoles en estos tiempos que corren.
«Dile a Cristo con todahumildad y confianza: SeñormíoJesucristo,
camino, verdad y vida de mi alma, no me hablen los doctores, los
sabios, ni los Profetas: háblameTú, verdad eterna, que abriste la boca
de los profetas e iluminaste e iluminas a todo ser humano que viene a
este mundo. Callen en tu presencia todas las criaturas, y háblametú,
criador de ellas, que másprovechohace al alma una palabrasalida de
tu boca, que los más sublimes y biencompuestos discursos de los
hombres. Tus manos me hicieron y me formaron: completa, pues, tu
obra con tus instrucciones. Túconocesmejor que nadie lo que falta de
luz a mi inteligencia y de amor a mi corazón, para ser lo que túquieres
y en el grado que túquieres y estos son, bien lo sabes, bienmío, los
únicosdeseos de mi corazón, sediento de palabras de vida eterna y de
salud. En tu presencia está mi corazón y mi silencio te habla. Cansado
estoy y fastidiado de los vanos discursos de los hombres, y
desengañado por haberandadotras la mentira y por haberamado la
vanidad. De tu corazón divino, del que salen todos los amores, salen
tambiéntodas las verdades. Ame, pues, yo sobre todas las cosas tu
corazón adorable, para que, amando la fuente de todabondad, ame la
fuente de todaverdad y no sóloseasluz y vida eterna para mi
entendimiento, sino amor y gozocumplido para mi corazón, acá por
gracia, y allá por lumbre de gloria abismada en tu amor. Despierta y
aviva en mi corazón el amor a la verdad paraque viva en él el amor a
tu bondad». EO Un mes en la escuela del Sagrado Corazón, día 12